“Cuanto más nos conocemos a nosotros mismos, mejor vida podemos vivir”
Seguro que te estarás diciendo que hasta alturas de la vida no hay nada que enseñarte, que lo que está aprendido, ya está.
A quién le gusta cambiar cuando ya ha pasado su adolescencia, vivido un matrimonio o dos, sufrido algún despido laboral o haber colaborado con la vida para traer al mundo sus hijos, cuando ya adquiriste el conocimiento transmitido de tus padres o años de estudios y universidad…
-Uff, cuando llegas del trabajo con la enorme responsabilidad de sostener una familia, algunas canas que perpetúan la experiencia a lo largo de todos estos años…
Aún así, veces en tu soledad, cuando permites adentrarte con miedo en ti mismo, dando tiempo a escuchar tus propias emociones y sentimientos (Ver: Las Emociones) que mantienes alejado durante el resto del espacio frenético que impone la ciudad y cumplir con las obligaciones, aún así, sientes ese vacío incomprensible existencial, sin respuesta coherente.
Algo no encaja en este enorme panel del puzle que adquiriste al nacer, ¿qué ocurre?
Yo soy como soy, y punto. ¿Cuántas veces lo habremos oído decir?
Sí claro, eres, pero ERES algo más que ese personaje con corbata reflejado en el espejo, preparado para ir a trabajar, algo más que un físico o un título o cualquier otra etiqueta. Eres no sólo un nombre y apellidos, algo más que una identificación por sexo o condición social.
Son los años lo que ponen en alerta nuestro sistema de vida, aquellos que van perpetuando, macerándose y que acaban por deshilachar la nube en la que nos hemos subido, habituado, dando forma a sueños e intereses que luego resultaron ser la mayoría, efímeros o superficiales.
Después de un tiempo quieres entender tu existencia, analizando toda tu experiencia y lo que ves alrededor y, nada cobra sentido; en lo más profundo de tu ser sabes que algo no marcha bien y es entonces, cuando te deprimes, acabas tomando ansiolíticos para el estrés, otras para conciliar el sueño, la tensión, corazón… y… algo se escapa de las manos, sutil, pero va sumando con los años.
Si no eres como otros que de peor manera, deciden poner fin a su existencia.
Confiar a estas alturas en la terquedad de los hechos, quedarnos simplemente con la rumiación de los momentos más favorables, destacables que hemos tenido, confiando que en un futuro no muy lejano, el cual ya sabemos que en este plano, forma y lugar tiene sus momentos contados, aún así, confías en que mañana cambiará, el milagro por sí solo sucede.
Lo que sí es cierto es que sí sucede, cuando el proceso evolutivo así lo dictamina, como un perfecto y sofisticado engranaje de la maquinaria de un reloj, será cuando al tenerlo de frente no suene a campanas lejanas, la música te haga vibrar y algo de ella se quede contigo. Pero también es verdad que en muchos casos la música queda incluso sin sonar o lo hizo, pero ni siquiera escuchaste ningún sonido. Quizás tiene que llegar el momento oportuno para dar cabida o abrir los ojos ante aquello que no resuena bien, en tu interior.
-No hay mayor ciego que aquel que no quiera ver-
Es posible que otros lleguemos a intentar dar luz y claridad, orientación, pero sólo servirá cuando estés en su punto de maceración.
No eres sólo ese ser luchando por la supervivencia, no eres el disfraz que elegiste usar para interpretar tu papel en esta sociedad.
Igual que tú la mayoría también escogieron y creyeron su personaje, al igual que tú, cada noche los miedos afloran y la vacuidad arremete contra las cuerdas.
Es como si un duendecillo llamado consciencia se interpone al estado de somnolencia.
Quizás esos efímeros momentos de planteamientos sea cuando estemos más despiertos que nunca, pero retrocedemos y caemos nuevamente al sistema de control, vuelven los problemas cotidianos, la reflexión del trabajo, las responsabilidades, a nuestro yo más primitivo y, decidimos dejar a un lado ese estado de pequeña lucidez, para dar otras prioridades, obviando que todo va bien y que somos más o menos felices.
La mayoría de nosotros vivimos y morimos como el ganado, lento, pasivo, en una enmascarada subyugación, refrenando instintos, vetando sueños y coaccionados en empleos que nos desagradan, así día tras día, hasta el final. Apenas despertamos de nuestros letargos y si logramos hacerlo, quizás, ya es demasiado tarde.
-¿Pastilla roja o azul?-
“Esta es tu última oportunidad, después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla roja te quedarás en el país de las maravillas y yo te enseñaré hasta donde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad, nada más”
〈-Llamémoslo Crisis Existencial-〉
Orden, sentido, coherencia.
⇒ 1.- El sentido de la vida. Aquel que se plantea el hombre cuando se le ha despegado de sus tradiciones (por ejemplo).
Estas le daban un motivo, inspiración, instinto como guía, incluso si eran con orientación religiosa, podían afincar con mayor fuerza estados más elevados de fe y reafirmación del Yo.
Hoy no sabe cómo comportarse, adaptativa-o a la sociedad, veces deambula y responde ante lo que quieren ver y oír los demás.
Deja de tener su propia identidad.
⇒ 2.- Los momentos donde la tensión disminuye y el tiempo afloja la presión, aquellos que paradójicamente deberíamos disfrutar y sentir más ampliamente, apenas podemos regocijarnos en nuestro silencio. Necesitamos llenarnos de contenido (personas, cosas, acciones), para solapar el enorme miedo que nos acecha, porque es en esos momentos, donde la Existencia, nos aterra.
-¿Cuántas veces anhelamos intensamente un fin de semana o día festivo y al llegar este, acabamos el último día deprimidos?-
“La humanidad está condenada a oscilar entre la tensión y el aburrimiento”
De esta manera podríamos entender porqué ocupamos tanto tiempo delante de las cajas cuadradas o con nuestros celulares, recibiendo toda clase de información, una manera cómoda de rellenar el hastío y la pereza.
⇒ 3.- El vacío existencial puede venir enmascarado con querer rellenar con otros placeres y objetivos, normalizando pequeños apetitos, a través del consumo, fumar, beber, drogarse, sexualmente, que poco a poco con el tiempo, van en aumento.
Lo hacemos habitual y lo incluimos en nuestro ritual semanal.
Después no deja de sorprender que en nuestro entorno familiar demos toque de atención y nos alerta cuando otros de nuestro miembro o clan familiar (hijo-as), al crecer hagan lo mismo.
-No te mientas-, lo tienen incorporado y naturalizado en su programa educativo.
⇒ 4.- La crisis existencial puede venirnos también en la adolescencia, incluso en los ancianos o jubilación. Hoy por hoy en estos dos últimos años han aumentado el vacío, con la presión de vernos sometidos a mascarilla, aislamiento, miedos, implica retrospección y soledad, cosa que nos aterra.
Ya nos impone una extra más, cuando vemos limitados, cambiándonos nuestros viejos hábitos y restado libertades.
Sabías que, según la Organización Mundial de la Salud, cada año se suicidan 703.000 personas, de estas, antes de consumarse, ha habido muchas tentativas fallidas. En los jóvenes de entre 15 y 19 años es la cuarta causa de muerte en el mundo.
En EEUU, medio millón de adolescentes intentan suicidarse cada año.
-¿No es el suicidio la solución ante una falta de respuesta al sentido de la vida, desconexión con tu fuente ?-
“Una de las cosas más importantes fue de un paciente que me dijo: «qué lástima que tenía que esperar hasta ahora», cuando estaba acosado por la muerte, para aprender a vivir. Y he usado esa frase muchas veces, espero que si le presentas a la gente, de manera apropiada, su mortalidad, eso podría cambiar la forma en que viven y les permitiría trivializar, las trivialidades de su vida“
⇒ 5.- Carecemos de un sentido y un propósito. A la deriva; la vida se torna indiferente y nosotros, manejables. Barcos al son del viento, sin nunca llegar a puerto.
No hemos acostumbrados a satisfacer las necesidades que nuestro modelo de sociedad nos vende, siempre inventando nuevas y diferentes, algunas básicas para nuestra supervivencia u otras para alimentar la mentira de nuestra vacuidad, dentro de esa diversidad de necesidades es difícil encontrar aquella que nos dé un sentido más elevado, motive, …por el que valga la pena vivir.
⇒ 6.- Rehusamos adquirir nuestra propia responsabilidad individual, buscamos fuera, en el mundo las respuestas con sus culpas, olvidándonos de nosotros mismos y de que también somos parte de un todo.
⇒ 7.- A la inversa. Cuando nos quedamos desprovistos de nuestra parte más humana. No importa nada de lo que suceda fuera, sólo estoy yo.
Viktor Frankl lo denominó “autotrascendencia de la existencia”. El ser humano se vuelve más humanizado y conectado, cuando se entrega a otra causa que no es el mismo; por ejemplo a la persona que ama, arropar o ayudar a otro por alguna causa, “el sentir con sentido que cumplir”.
Las crisis existenciales pueden aparecer en momentos o situaciones específicas de nuestra vida y de la misma manera su duración pueden ser más o menos persistentes en el tiempo. Hay individuos que llevan con ellas desde la infancia, aunque no se hicieran visibles o agudicen, esto acarrea otros problemas o trastornos emocionales, de personalidad (por ejemplo).
La mayoría de las veces vemos el mundo como el que mira por un telescopio, logramos obviar el contexto de nuestro ángulo de proyección, pero al mirar a través del, no vemos el otro lado desde donde estamos, pero el caso es que sí estamos y es ahí, cuando el ser humano se siente desplazado e incompleto, …