La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a otros
-¿Cómo es posible que a pesar de los millones de años que llevamos evolutivos como especie y desarrollo del hombre moderno actual, seamos más infelices que nunca?
-¿No hemos aprendido en todo este tiempo a detectar y manejar los factores principales que fomentan la felicidad?
A pesar del increíble avance tecnológico, industrial, científico, etc.. y, que podemos obtener al alcance muchas comodidades, estar interconectados y disfrutar de placeres que hasta hace tan sólo algunos años atrás, eran impensables; aún así, las consultas a los especialistas, terapeutas y médicos relacionados con las emociones y el dolor, están plagadas de personas, carentes del sentido de la vida y ausentes, en el conocimiento más intrínseco…
– la búsqueda de todo ser humano-
Según una observación de Freud: «Uno se siente inclinado a pensar que la pretensión de que el hombre sea feliz, no está incluida en el plan de la Creación»
-¿Quizás nuestras creencias nos han llevado a la conclusión que sólo hemos venido aquí para pelearnos y sufrir, vivir sólo en estado de supervivencia y competitividad? 🤔
-Nos cuesta aprender-
A veces la culpa nos sirve de gabardina para proseguir en este arduo camino de insatisfacción e infelicidad. Extrapolamos los problemas en pos de los agentes externos con la fijación puesta en cada situación o acontecimiento, experiencia.
Echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores
Es como un barco a la deriva expuesto a los designios de la naturaleza y sin puerto fijo, carente de un capitán. La realidad es que existe ese capitán, que conduce y orienta, conoce los mapas e interactúa fundiéndose en las aguas de las que ha aprendido y comprende, que es una unidad a la que ama.
No vale permanecer desde el ángulo nostálgico que nos ha llevado año tras año a la reiteración de los mismos patrones equivocados. Viejas creencias obsoletas de nuestros padres y antepasados, de una sociedad educada durante siglos, bajo las mismas ideas.
La buena noticia es que existe una nueva tendencia al cambio, que está empezando a resurgir, entrando en una nueva era, Acuario. De manera inconsciente nos desvía de lo que hasta ahora, habíamos puesto el foco. Un sistema de pensamiento y creencias dirigidos hacia otro nivel de consciencia.
Esto nos abre a un mundo de nuevas posibilidades y percepciones, volvemos a sentirnos a flor de piel, más sensibles y escuchando lo que nos dice, nuestro ser interior.
La felicidad promueve al individuo a proyectar una imagen de sí mismo más completa, reafirmada.
Como esa frase “felices para siempre” o “comieron perdices y vivieron felices”…
Creo que la verdadera felicidad no excluye al dolor, ya que este también forma parte del camino que transitamos y los contratiempos que nos encontramos en nuestro proceso de vida, pero sí se sobrepone al sufrimiento, ese que elegimos y contribuye a la pena a permanecer en el tiempo.
La culpabilidad, la vergüenza y el miedo son los móviles inmediatos del engaño
Culpamos al entorno en el que vivimos
Culpamos a las relaciones que hemos escogido
Culpamos a nuestro jefe
Culpamos a nuestro físico
Culpamos a la escasez del dinero
Culpamos a que no se nos escuchó
Culpamos a la mala suerte
Culpamos a nuestros padres
Culpamos a la vida que nos dieron…
-¿Y en dónde queda nuestra RESPONSABILIDAD?
-De elegir
-De escoger
-De pensar
-De sentir
-De actuar
De ser auto-consciente de tu propio sistema de pensamientos y creencias, auto-dirigidas.
Los sentimientos de culpa son muy repetitivos, se repiten tanto en la mente humana que llega un punto en que te aburres de ellos
Vivir con capacidades que impidan caer reiteradamente en la culpabilidad destructiva; culpas de nuestra infelicidad perecedera en todo lo que justifica las acciones y no acciones, sentimientos u emociones, de sí mismo.
La culpa de tu infelicidad (ver también: 7 RAZONES QUE TE IMPIDEN SER FELIZ), parcialmente adherida, «culturalmente». Valores y principios establecidos en obtener, conseguir, ser el mejor, competir, sobrevivir.
Hemos adquirido habilidades tóxicas en nuestro propio sistema de pensamientos, una mente diseñada para vivir en la hipocresía y en ver la paja, en lo ajeno.
Como dice mi amigo José Acosta en su página «“Gotitas de Agua”»:
«La vida no está fuera de nosotros. “Nosotros somos la Vida”»