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Nos sentimos en repercusión de aquellas historias que a diario nos contamos, la forma en cómo percibimos las circunstancias, el entorno, lo que vemos de los demás o la vida en general. Todo lo que nos rodea forma parte de aquel pensamiento o trama mental.

Es cierto que esos pensamientos pueden hacer cambiar el estado en el que nos encontramos, así que influyen realmente en nuestra visión del mundo, según esas historias pueden marcar la diferencia entre poder sentirnos mejor, más pletóricos, positivos o por el contrario, percibirlo como una negatividad constante.

En términos generales, se podría llegar a predecir, al comenzar la jornada, si vamos a tener un buen día o no ☺

Se dice que el ser humano tiene unos sesenta mil pensamientos diarios y que el noventa por ciento son repetitivos, aunque sea difícil de creer, aproximadamente el ochenta por ciento de estos son negativos. De ahí la importancia de prestar mucha atención a las historias que nos contamos sobre nosotros mismos, que influyen de manera directa en nuestros sentimientos o acciones, en la percepción de la realidad.

Cada uno de nosotros puede experimentar una experiencia determinada e interactuar en ella otros personajes, según la historia que individualmente lleguen a contarse, puede afectar de una manera o de otra, pero no deja de ser la misma experiencia.

La perspectiva lo es todo.

La complejidad o argumentos que emitimos suele interferir en las acciones, de alguna manera procedemos a razón de nuestros juicios, que aplastantemente los consideramos como únicas verdades.

 

El diálogo interno sobre nuestras vidas altera la conducta o manera de ser.

Según los neurocientíficos explican que el proceso de la memoria no es una caja donde se guardan todos los recuerdos, sino son circuitos neuronales que se refuerzan y asocian entre sí, cuando intentamos recuperar esos recuerdos se ven distorsionados a razón de diferentes contextos, como el tiempo, estado de ánimo o lugar, siendo estos difíciles de evaluar porque van en función de cada interpretación de los hechos.

Para comprender una mejor perspectiva de la realidad hay que entrenarse, auto-observarse de manera consciente, así que implica trabajar en ello.

 Por lo tanto si queremos establecer una vida más sana y emocionalmente feliz, tenemos que ver, analizar la calidad de nuestros pensamientos más cotidianos.

La construcción del ahora viene formulada por las circunstancias o experiencias pasadas, la evocación de momentos negativos que se repiten en la mente debilitan un mejor presente, aumentando mecanismos de miedo, lucha, desconfianza o huída.

“Todo es según el cristal con que se mira”

Ramón de Campoamor

La mente construye a través de esos recuerdos y al experimentar momentos de incertidumbre en la vida, se paraliza o intenta rellenar el vacío por medio de esa red de información pasada que le permite sentirse más cómoda, segura, aunque esta, la mayor parte de las veces no tenga sentido y sea sólo una construcción irreal, se trata de un conflicto cognitivo.

Lo peor de todo es que en mucho de los casos, si nos paramos en ese momento a reflexionar sobre ello, sabríamos que es incongruente, pero preferimos seguir admitiendo o adheridos a la viejas historias que nos contamos, a tener que aventurarnos a dar una nueva versión y aceptar el cambio por miedo a perder nuestra identidad. Hasta tal punto que en determinadas ocasiones llegamos a cambiar los hechos para mantenernos firmes en nuestras convicciones, ignorando u olvidando todo aquello que lo pone en entredicho.

 

“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”

Buda

“La perspectiva lo es todo”

 

Para poder construir un nuevo futuro tenemos que cambiar la perspectiva mental de nuestro presente, que vive enfocada siempre, en la repetición del pasado.

¡Por supuesto es más fácil exponerlo aquí ahora, que ponerlo en práctica!

Podemos intentarlo un día, pero al siguiente volveremos a seguir los viejos patrones de pensamientos, utilizando atajos rápidos y del mínimo esfuerzo.

Para ello requiere implicación, constancia, integración, disciplina, que para muchos de nosotros les sería más cómodo seguir con su vieja perspectiva, aunque esta le haga sentirse infeliz para toda su vida.

Las personas que tienen una perspectiva más amplia tienden a obtener una mayor capacidad al considerar cada experiencia o situación, observarla desde diferentes ángulos, expuestas a los distintos estímulos y reacciones, abordar ideas con respuestas más claras y creativas.

 

Pensar mejor requiere orientación y mucha práctica.

 

 

 

 

 

 

 

¿Tú qué opinas? SI te sientes inspirad@ te invito a que me dejes tu reflexión, quizás puedas aportar más a nuestra comunidad .

 OLIVIA ARMAS

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