Tfno WhatsApp +34644698332 info@oliviarmas.com

Siempre pensé que tendría las respuestas y el conocimiento suficiente para saber quién era. Conocía mis gustos, miedos, ambiciones…Pero un día me di cuenta que algo no iba muy bien, pasaron varios años que sin saber cómo identificarlo, el descontento se apoderaba de mí, la insatisfacción o vacuidad, nada parecía abastecer mi necesidad de rellenar. Hasta que un día, en medio de una conversación banal, alguien me preguntó: “¿Quién eres?” Sin contexto, sin apellidos, sin ocupaciones ni roles. Me quedé en silencio… ¿Quién soy realmente? No como madre, profesional o amiga, «sino como ser humano».

Esa pregunta aparentemente simple abrió una puerta que nunca había cruzado: el camino hacia el autoconocimiento.

El Primer Paso: Reconocer el Desconocimiento

Crecemos creyendo que nos conocemos porque vivimos en nuestra piel, pero la realidad es que muchas veces evitamos mirar más allá de la superficie. Yo era experta en evadir mis emociones y en justificar mis decisiones basándome en lo que los demás esperaban de mí o en la facticidad de mis condiciones, por genética o mi entorno. Nunca me había detenido a preguntarme si esas elecciones eran fieles a lo que realmente quería o si simplemente seguía un guión escrito por otros.

El autoconocimiento, como aprendí después, no es un destino al que llegamos, sino un proceso continuo. Es como abrir una caja llena de piezas de un rompecabezas que tal vez nunca terminemos, pero que vale la pena intentar armar.

Explorar el Ser: Un Camino sin Mapas

A medida que avanzaba en mi búsqueda, tengo que decir muchas veces incompleta y como no, también dolorosa, descubrí que el autoconocimiento no se limita a comprender nuestras preferencias o habilidades. Es mucho más profundo. Es un viaje para conectar con el Ser, esa esencia que trasciende las etiquetas y roles que adoptamos en la vida.

Empecé a hacerme preguntas que, aunque incómodas, eran necesarias:

  • ¿Qué valores realmente me guían?

  • ¿Qué estoy evitando por miedo o por inercia, reiterando patrones?

  • ¿Qué significa para mí vivir una vida auténtica?

Explorar «el Ser» no tiene respuestas definitivas, y eso lo hace tan desafiante como liberador. No se trata de encontrar “la verdad” sobre nosotros mismos, sino de vivir en el proceso fascinante de descubrimiento continuo.

Momentos de Conexión Profunda

Recuerdo una tarde en particular que marcó un antes y un después en mi búsqueda. Estaba sentada sola a orillas de la playa, algo que rara vez hacía porque siempre estaba “demasiado ocupada”, absorta en una vida compleja, llena de obstáculos, intentando ganar la batalla y desafiando al destino con mi lucha constante. Cerré los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, escuché. No a mi lista de cosas pendientes por hacer, ni a mi voz interna crítica, sino a mi respiración, al sonido de los pájaros y al silencio dentro de mí, cómo entraba y salía el aire cálido, gentil, amable. Sentí una calma regenerativa, que no sabía hasta ese instante, que necesitaba.

Esa experiencia me mostró que el Ser no se encuentra en el ruido externo ni en las validaciones ajenas, sino en esos momentos de quietud donde dejamos de ser lo que “hacemos” y simplemente “somos”.

Desmontar Máscaras y Mitos

El autoconocimiento implica coraje porque nos obliga a desmontar las máscaras que hemos construido para encajar. En mi caso, una de las más difíciles de quitar fue la del “éxito”. Había definido mi valor en función de mis logros, creyendo que ser exitosa era sinónimo de ser valiosa, buscando aprobación y aceptación. Pero cuando me permití cuestionarlo, descubrí que perseguir ese ideal me había desconectado de lo que realmente me hacía feliz (Leer también: Derrumbe emocional).

El camino también implica dejar ir ciertos mitos, como la idea de que alguna vez alcanzaremos una versión “perfecta” de nosotros mismos. Aprender a vivir con autenticidad y coherencia, entre lo que hacemos, sentimos, pensamos… nos encamina hacia un mayor logro interior.

El Autoconocimiento en la Vida Diaria

Este proceso no es algo que se resuelva en un retiro espiritual ni en un momento de epifanía. Es un trabajo diario, hecho de pequeñas acciones y decisiones conscientes. Para mí, ha significado cosas tan simples como comenzar por escribir en un diario, donde mis pensamientos se expresan sin filtro, más adelante se convirtió en un punto de expresión hacia textos más largos y con la finalidad de ayudar a otros; practicar la meditación aunque sea por unos minutos al día, y atreverme a decir “no” cuando algo no resuena conmigo, seguir mi instinto.

También he aprendido que el autoconocimiento no es un acto solitario, muy comúnmente errado (Ver: La perspectiva lo es todo). Hablar con otros, escuchar sus perspectivas y compartir nuestras vulnerabilidades puede ser increíblemente revelador. A veces, los demás ven en nosotros cosas que somos incapaces de reconocer por nuestra cuenta; aprendí que parte de este resurgimiento interno se hace también con los otros y con el mundo.

Un Camino Infinito

Hoy, puedo decir que me conozco más que antes, pero también sé que este camino no tiene final. Siempre habrá capas por descubrir y aspectos por aceptar. Eso es lo maravilloso del autoconocimiento y del Ser: son infinitos. Nunca dejamos de crecer, de aprender y de redefinirnos.

Lo que sí ha cambiado es mi relación conmigo misma. Ahora entiendo que no tengo que tener todas las respuestas, que está bien ser contradictoria y que mi valor no depende de lo que hago, sino de quién soy en mi esencia; me permito llorar sin flagelarme o de reír a carcajadas, sonrojarme como si volviera a tener quince años, descubriendo facetas de mí antes ignoradas. 

Una Invitación a Explorar

Si estás leyendo esto y sientes que algo resuena contigo, quiero invitarte a emprender tu propio viaje hacia el autoconocimiento. No necesitas un plan perfecto ni respuestas inmediatas; solo disposición para mirarte con honestidad y compasión. Puede que el camino sea incierto, pero te prometo que cada paso te llevará más cerca de tu verdadera esencia, vale la pena intentarlo.

Porque al final, no hay regalo más grande que conocerte a ti mismo y, a través de ello, abrazar el Ser que siempre has sido.

 

Compartir en:

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
error: Contenido protegido !!