Platón en su libro “La República”, escribió la alegoría “El Mito de la Caverna”, hace unos 2400 años; este nos ayuda a cuestionar la realidad de aquello que percibimos o entendemos como real.
En una cueva profunda, viven desde la infancia, prisioneros encadenados, sometidos; atados por los pies, manos y cuello. Su único conocimiento del mundo es el reflejo de unas sombras frente a ellos en la pared (ya que no pueden girar la cabeza), originadas por un fuego ardiendo a sus espaldas y un muro limitador que sirve de contención, por donde en ocasiones, detrás, caminan otras personas, portando diferentes objetos, hablando; la proyección de los mismos con las llamas provocan imágenes en movimiento. Esto es lo único que los prisioneros durante toda su vida han visto y consideran como real. (Ver también: La perspectiva lo es todo)
Un día es liberado uno de ellos, que experimenta con dificultad las formas y luz de su nueva realidad fuera de la caverna; al volver a la cueva para dar libertad a sus compañeros responden con negativa tajante –violentamente-.
“-Pues mediante esta imagen funciona todo, mi querido Glauco, podemos comparar lo que vemos con esa prisión y esa luz del fuego con el astro Rey. Esa salida de la caverna y la contemplación de las cosas del mundo, es la ascensión del alma en la región inteligible, sólo la divinidad sabe si eso es cierto… -“
La naturaleza de las cosas e imágenes quedan limitadas a los conceptos que entendemos o asociamos. El mundo de las ideas y las formas juegan un papel importante cuando decidimos dar según nuestro conocimiento, “un nombre”, quedando limitado a otras formas de expresión. Asociando sentidos, emociones a lo que ya es conocido, vetando de alguna manera todo aquello que se aleja a nuestro entendimiento.
Pero, ¿cómo vivir la experiencia de vida sin conceptos ni formas? O mejorando la pregunta, ¿Cómo aprender a vivir desde la naturaleza de un niño?
Un niño, cada día vive con apertura, abierto a las posibilidades infinitas, para él todo es sorprendente, como preguntó Winnie the Pooh, un día cualquiera:
–¿Qué día es hoy?-
-Es hoy- Respondió Piglet
-Ahh, mi día favorito- Dijo Pooh 😊
La realidad puede verse modificada o alterada por el receptor y, a menudo queremos cambiar el contexto sin apenas entender lo que realmente sucede.
Aunque parezca un juego de palabras, lo que intento explicar es que si lo que conocemos lo nombramos y asociamos, lo que no conocemos lo etiquetamos y juzgamos, lo que concebimos como real es acorde a nuestra experiencia y aquello que desconocemos lo vetamos y tenemos miedo, entonces, …
– ¿Cómo definimos nuestra realidad o cómo cambiar nuestra percepción para una nueva realidad?
Alicia, pasó bastante tiempo intentando descifrar un pasaje del “Libro del Espejo” del que creía haberse escrito en un idioma desconocido para ella, hasta que llegó a una conclusión, «si era el libro del espejo, quizás al ponerlo delante del espejo las palabras se podrían leer correctamente»…y así sucedió.
Si somos la interpretación a través de los espejos y sus diferentes tonalidades que fluctúan según la luz, si cuando nos miramos en uno de ellos, intentamos manipular la imagen que vemos, -¿Estaríamos bien dirigidos al hacerlo?-
Todo lo que nos rodea es espejo, nuestros opuestos, también aquello que nos molesta e irrita, …Podemos seguir adquiriendo el hábito de ir remodelándolo o quitando del medio lo que nos incomoda, perturba o hace infeliz (que no está mal,..), intentando modificar aquello que conocemos, personas que llegan a nuestras vidas y no reúnen el perfil o simplemente, como nos vemos, para dar orden al caos confundido, sin trabajar en la raíz de la naturaleza más esencial, aprender a obtener sabiduría interna, conocimiento que nos ayudará a que los tallos y ramas se vean reflejados de diferentes maneras.
“Tú eres una sola cosa. Eres un Ser Divino. Un Creador todopoderoso. Eres una Deidad en vaqueros y camiseta, y en tu interior habita la sabiduría infinita de las edades y la sagrada fuerza creadora de Todo lo que es, será y siempre fue”
Como en la metáfora de “La red de Indra”, una red interconectada, donde todas las cosas coexisten conjuntamente y cada punto o perla (ser humano) brilla e ilumina en todas las partes de la red, como múltiples espejos.
El problema radica en nuestra conciencia y desconocimiento u olvido, de quién realmente somos y el increíble potencial que albergamos.
Y como hoy va de metáforas, fábulas, cuentos, …que mejor, que “El aprendiz de brujo” como símil de Goethe, también llevada a la animación, -de la mano de Disney-: donde el gran mago deja a su discípulo aprendiz a cargo de las responsabilidades de la torre y su laboratorio, mientras él sale en busca de plantas específicas para crear Alquimia.
El aprendiz en su ausencia, aún en prohibición, lee las palabras mágicas anotadas del mago, que dan vida a la escoba que le ayudaría con las labores encomendadas, «tiene el poder pero no sabe utilizarlo». La escoba y el cubo se movían pero no hacían caso al mandato, inundaron de agua el laboratorio. Daniel, el aprendiz, cortó con un hacha la escoba y el balde, logrando con ello multiplicar las partes que seguían moviéndose sin parar, inundándolo todo, hasta el punto de casi llegar ahogarse.
-¡Auxilio, auxilio! Gritaba desesperado Daniel.
Y en el mismo instante apareció el brujo, que pronunciando las palabras adecuadas…
-Airameva, airameva: La escoba al rincón se vuelva.
Consiguió tomar las riendas de la situación.
Al igual que en “El Aprendiz de Brujo”, muchos de nosotros jugamos a ser magos, tenemos las herramientas pero no sabemos cómo utilizarlas. Durante décadas el ser humano despliega infinidad de habilidades pero aún no ha dado con la pócima correcta.
El mundo es un gran laboratorio que el ser humano siempre ha pretendido dominar, intentando encajar las piezas para lograr estados más placenteros, dando sentido a la vacuidad interna, ignorante ante lo que siempre ha permanecido o,…
⇒ «Ha estado ahí»
Viendo nuestras vidas a través de sombras proyectadas, en un film que primero pasó de ser en blanco y negro para después vernos identificados en 4K; el caleidoscopio donde las variaciones superficiales, velocidad y obtención inmediata son prioridad.
Confunde y nos aleja de nuestra naturaleza más esencial, la parte más humana, olvidando y apartando fundamentos innatos elementales para vivir en comunidad, armonía, sosiego, paz y felicidad, descubrimiento que tiene su trasfondo y exploración «en nuestro espacio interior».
“¿No es usted la señorita Smith, hija del banquero multimillonario Sr. Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de usted”
Importantes avances tecnológicos, científicos, etc..-hemos descubierto-, alcanzado la luna e incluso, llegará el momento donde podamos vivir en otro planeta. Una voraz e insaciable de alcanzar lo inalcanzable; pero el hombre aparta a un lado, dejando en segundo plano lo más elemental, temeroso de observar e indagar en lo más profundo, como lo llamó el astronauta Edgar D. Mitchell de la misión Apolo 14 «“La frontera más prometedora”» al dirigirse a la mente y al espíritu humano.
Seres más conscientes-más conectados, experimentando la materia, aquí en la tierra,…
«A nuestra humanidad»